viernes, 14 de mayo de 2010

REJUNTADO DE MANIPULADORES MEDIATICOS...FOPEA: PERIODISTAS ALCAHUETES DEL PODER FACTICO.


La censura disfrazada de respeto a la libertad de prensa es la que auspician los forros de Fopea.
Si un poderoso se adueña de la calle y arrasa con todo lo que se le presenta por delante, ellos se harán
los distraídos.
Desviarán la vista hacia las marquesinas del mercado, silbando bajito y con las manos en los bolsillos.
Pero una vez que el episodio trascienda e indigne, aparecerán en primera fila como los grandes héroes que
fueron testigos y están dispuestos a contarlo todo.
Porque, claro, ellos vieron lo sucedido.
Y un cambio de máscara es suficiente. -¡Agente, venga que yo le puedo dar detalles de lo que pasó…

Si el paralelismo le cabe a muchos practicantes de oficios terrestres, el nuestro
quiere corporizarse directamente en el rol de algunos periodistas que llaman a
los bomberos cuando los incendiarios ya
están lejos.

Lo hacemos con nombre y apellido: la organización Fopea, Foro de Periodismo Argentino. ¿O forros? Aquí no hay contemplación alguna.
Terminemos con la zoncera de que somos colegas y no debemos sacar nuestros roñosos trapos al sol.
Pura sanata que siembran los apóstoles del -no hagamos periodismo de periodistas.

Algo así como -hagamos mierda al resto: al sindicalismo, a los milicos, a los curas…
Pero no hablemos mal de nosotros mismos, de la sacrosanta familia periodística.
Penosa regla no escrita y, sin embargo, respetada con unción por la gran mayoría de los hombres y las mujeres
de prensa que utilizan sus espacios para putear contra todas las corporaciones,
aunque demuestren tener actitudes más corporativas que las que se observan en
el propio Vaticano.
-No hacer periodismo de periodistas equivaldría a que algunos políticos honestos no hagan política de los mercenarios que están metidos en ella.
A que ningún Jefe de Estado pueda juzgar al presidente de una potencia que
proteja o represente al consorcio mafioso financiero-militar.
A que un médico de barrio no denuncie al colega dueño de una clínica privada que receta
medicamentos truchos a los enfermos.
¿Por qué vamos a prescindir de hacer periodismo de periodistas y, así, ocultarle a las nuevas generaciones
lo que hicieron los Neustadt, los Grondona, los Morales Solá y los
Fontevecchia, entre otros, durante la dictadura?
Esta censura que aparece disfrazada bajo el ropaje de respeto a la libertad de prensa es la que
auspician los socios de Fopea.
Que esta semana, ante la aparición en la marcha por la Ley
de Medios de afiches críticos hacia las labores profesionales de periodistas
que trabajan en el Grupo Clarín, emitieron un comunicado que habla de actitudes
que buscan -deshonrar y denigrar a profesionales de un medio (…) con un procedimiento cobarde que se acerca a
las prácticas de señalamiento fascistas.
¡Andá, Fopea, andá a forrear a otro lado…!
Reaccionamos de esta manera (y se la dejamos servida para que nos llamen, efectivamente, reaccionarios) porque
entre los miembros de Fopea aparecen siniestros personajes que se hacen pasar
como periodistas y en realidad son operadores del poder económico, como Joaquín
Morales Solá.
El Código de Ética que los propios fopeanos establecieron hacia 2002, cuando fundaron el Foro, es una
verdadera preciosura:
-Los periodistas que integran FOPEA se comprometen a buscar la verdad, a resguardar su independencia y a dar un
tratamiento honesto a la información. La distorsión deliberada jamás está
permitida. Y los valores esenciales de los periodistas que adhieren a este
Código son el respeto a los principios de la democracia, la honestidad, el
pluralismo y la tolerancia.
Urgente una reunión de sus socios para repasar el Código.
Porque Fopea tiene entre sus 300 adherentes a la mayoría de los escribas que, día a
día, bajan la línea editorial de Clarín desde las secciones de Política,
Economía, Internacionales, Información General y Policiales.
¿No tendría el colectivo que conduce Gabriel Michi hacer un registro de lo que vienen publicando para
comprobar si efectivamente se busca la verdad, se practica la independencia, se
le da un tratamiento honesto a la información, y si son plurales y tolerantes
cuando tienen que dar cuenta de las noticias cotidianas?
Pero lo más execrable es lanzar acusaciones de notable contenido democrático contra simples ciudadanos que se movilizaron
por iniciativa propia a los Tribunales, para expresar su repudio ante el
comportamiento de ciertos periodistas.
Porque fue la gente la que diseñó, armó y portó los carteles condenatorios contra María Laura Santillán,
Nelson Castro, Ernesto Tenenbaum, Santo Biassatti y algunos más.
O sea: los pretendidos constructores de opinión que militan en Fopea, muy
republicanos e impolutos, ya ni siquiera permiten la libre expresión del hombre
común, de la mujer común, que así como escracha a gobernantes, dirigentes políticos
o legisladores, también se siente en su legítimo derecho de escrachar a
periodistas.
A lo de prácticas fascistas, Fopea agrega:
-La caza de brujas sobre periodistas es una amenaza a la libertad de expresión y puede derivar en situaciones muy
peligrosas, algo que terminará afectando a la democracia argentina y a toda la
ciudadanía.
Muy bueno, muchachos.
Quiere decir que ahora es el pueblo el que sale a cazar brujas.
No los medios (es decir: sus patrones, que los alimentan bien y les ponen suficiente alpiste en el pico para
que canten discursos en el encierro de las jaulas), que desde siempre han
estigmatizado y cazado a quienes se niegan a ser sometidos.
Y mucho menos los periodistas que ustedes defienden y son parte de sus propias vísceras, como Morales Solá,
que nunca salió a cruzar brujas; es verdad…
Lo suyo, entre 1976 y 1981, fue apuntar a los hombres que debían ser cazados por
la gavilla asesina de Martínez de Hoz, Videla y Bussi, entre otros.
Hay que acabar con esta mascarada.
Y dejar las cosas bien en claro.
Estos periodistas de Fopea deben seguir ejerciendo su oficio donde más les plazca y
con todas las garantías.
Más: varios de ellos no merecerían ser cuestionados en este artículo porque los
sabemos dignos y honestos.
Pero, estimados colegas, si estuvieron de acuerdo en apoyar el comunicado divulgado
por el Foro que integran, se nos hace muy difícil apartarlos de la crítica.
A los otros, a los que vienen a arrogarse el rol de profesionales que velan por la ética y la honestidad
intelectual en este bastardeado oficio, apenas les pedimos que se saquen la
careta.
Dejen de posar como derviches del buen
periodismo las Julia Bowland, los Fabián Bosoer y los Luis Ceriotto;
los Pepe Eliaschev, Roberto Guareschi y Daniel Juri; los Majul y Mendelevich;
las O’Donnell y las Magdalenas; los Claudio Savoia y Gustavo Sierra: los Gerardo
Young y las Lorena Maciel, por citar a sólo una parte de la masa
social del grupo.
Fopeanos, nadie les va a quitar el derecho a querer seguir siendo forros.
Pero déjennos decirles: no forreen más a la gente…

http://www.fopea.org/Acerca_de_FOPEA/Miembros

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jueves, 13 de mayo de 2010

LA FIESTA INOLVIDABLE por Norberto Galasso


Podemos imaginar a Joaquín Morales Solá, Mariano Grondona y Héctor Magnetto sumamente preocupados
La clase dominante hierve de indignación, pues periodistas y políticos opositores compiten, día tras día, en la pantalla televisiva, a ver quién es más incapaz

En las últimas semanas están soplando mejores vientos para el campo popular y ello provoca inquietud y congoja en los sectores reaccionarios.

Podemos imaginar a Joaquín Morales Solá, Mariano Grondona y Héctor Magnetto sumamente preocupados, al igual que la dirigencia de la Sociedad Rural y otra gente de esa prosapia, en lo interno y lo externo.

Los ha ganado la perplejidad porque después de las elecciones del 28 de junio y luego de la asunción de los nuevos legisladores de la oposición, el Gobierno aparece paradojalmente más fuerte que antes.
Aquella jornada electoral les hizo creer que eran mayoría y que iban camino hacia la Casa Rosada.

Sin embargo, no ha resultado así, sino todo lo contrario.

Día a día, van comprobando que eran meras ilusiones sin fundamento.

Alborotaron tanto con que el 70 por ciento de los votantes se había pronunciado contra el Gobierno, que terminaron por creerlo y ahora están despertando de ese sueño.

Deben pensar, probablemente, que el campo popular, como los gatos, tiene siete vidas.

Pero no sólo la perplejidad los ha ganado, sino también la indignación al contemplar a la dirigencia política que defiende sus intereses.

Con bronca e impotencia, ven desfilar por las pantallas televisivas el rostro desencajado del diputado Gerardo Morales, después del vapuleo a que lo sometió el ministro de Economía, Amado Boudou; observan los esfuerzos de Federico Pinedo por aparentar suficiencia y tranquilidad y se preocupan muchísimo ante el delirio apocalíptico de Elisa Carrió y las peroratas institucionalistas de los diputados y senadores sin quórum hablando al vacío.

Seguramente, Magnetto se escandaliza cuando sus dos espadas del programa Código Político resultan de cartón dedicándole 26 minutos a la Presidenta por haber dicho «me siento un poco como Sarmiento» al entregar computadoras a los estudiantes, para terminar con que Eduardo van der Kooy -con muchos años de editorialista- largue la burrada de que la ley 1420 se sancionó durante la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento (como se sabe -y con perdón de Osvaldo Bayer- fue en la presidencia de Julio Argentino Roca, en 1884).

La clase dominante hierve de indignación, pues periodistas y políticos opositores compiten, día tras día, en la pantalla televisiva, a ver quién es más incapaz, quién demuestra más acabadamente su impotencia, su falta de capacidad para desplazar a «los Kirchner» del gobierno y constituir un gobierno «serio», «respetuoso de las leyes», dialoguista, creador de «consenso», que ponga fin a «la crispación» y a la desprolijidad institucional.

Hasta Rodolfo Terragno, quien venía posando como el único dirigente radical que había escritos libros, elige a Eduardo Duhalde como compañero de propuestas.

Y el gran debate como proyecto de gobierno consiste en qué hacemos con «los trapitos» y guardianes de automóviles, para sacarlos de Buenos Aires: los mandamos a los cuarteles, como propone Duhalde o «¿Qué quieren, que los matemos a todos?», como señala cristianamente Mauricio Macri.

¡Qué panorama desolador!, ¿no es cierto?, el de esta oposición sin programa o con un programa tan impresentable -«ajustar» en lo económico, amnistiar a los represores, entre otras cosas- que no pueden exhibirlo públicamente.

¿Dónde hay un político opositor, Viejo Gómez?, reclama la clase dominante, parafraseando los versos de la canción referida a la falta de «mangos» en los años treinta.

Tanta es su declinación que le coquetean al innombrable Carlos Saúl para que los acompañe con su voto…

Síganlo… «que no los va a defraudar»…

Esta situación se evidencia también en la desesperación y el oportunismo que desnudan los posibles candidatos: Francisco de Narváez le hace arrumacos a Carlos Reuteman, Duhalde le guiña el ojo a De Narváez, Carrió se toma vacaciones pues ha agotado su arsenal de vaticinios errados y desvaríos apocalípticos y seguramente busca la manera de reencontrarse con Julio Cleto Cobos, porque los radicales no están dispuestos a suicidarse con el desprestigiado Morales, ni con «el milico» Oscar Aguad que tan oportunamente reverenció al imperialismo británico cuando avanzaban para saquear Malvinas.

Además, por esas picardías de la Historia, mientras Tabaré Vázquez hizo palanca en su gestión municipal para llegar a la presidencia del Uruguay, Macri ha desnudado, en la jefatura de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, lo que haría si llegara al Gobierno nacional: Abel Posse a Educación; a Justicia el ex colaborador de la revista archireaccionaria «Cabildo», el Dr. Guillermo Jorge Yacobucci; Ciro James a la SIDE y los gerentes de «las empresas de papá» a las secretarías de Economía como ya ocurrió en los noventa.

Con respecto a Jorge «Fino» Palacios, sería el candidato firme para manejar la represión porque, como ha reconocido últimamente Macri, goza de confianza ya que fueron «las embajadas de Estados Unidos y de Israel las que me lo recomendaron por sus antecedentes».

Evidentemente, Mauricio ha ido demasiado lejos con sus pistolas inmovilizantes y como «su viejo» se resiste a reponerlo en los directorios de sus empresas, no puede aspirar a otro destino que volver a Boca.

Sufren, transpiran, se enojan los ideólogos destituyentes.

Cada vez están más inquietos porque el «Grupo A», si seguimos así, va a jugar en la B.

Por eso, mientras algunos canales no se cansan de rememorar a Raúl Alfonsín para abrirle camino a su hijo Ricardito, Magnetto le dedica una hoja entera a Luis Juez como queriendo demostrar que no sólo sirve para hacer chistes… lo cual recuerda un viejo refrán español: «Quien no tiene con otra, con su madre se acuesta».

La obstinada y cerrada actitud de la oposición, especialmente frente a Mercedes Marcó del Pont, así como también la desmesurada crítica de Clarín, le ha abierto los ojos a mucha gente porque, como decía Arturo Jauretche, «también se muere de empacho».

Los encuestadores que trabajan para la oposición también se están poniendo nerviosos.

Algunos de ellos ha detectado que a pesar de la artillería mediática -o quizás por ella-, el kirchnerismo continúa siendo la primera minoría, pero se alarman aún más cuando observan que los candidatos opositores están bajando en el ranking y más aún, reconocen que el 30 por ciento que apoya al Gobierno tiene rasgos muy particulares: es un bloque sólido y concientizado, mientras el resto de la opinión se divide entre varias organizaciones pero de manera versátil, insegura, que más bien se está consolidando la opinión de que a los dirigentes de la oposición les cabe aquello de: «Que se vayan todos, que no quede ni uno solo».

En pocos meses el resultado electoral del 28 de junio se difumina en el pasado, como meramente coyuntural, y ya no les garantiza -como la oposición creía- la posibilidad de un buen rol en la elección del 2011.

Por otra parte, la calle dice lo suyo y tampoco les augura nada bueno.

La CGT avanza con su proyecto político-sindical y realiza uno de los actos más numerosos que conoció la provincia de Neuquén.

Se juntan Hugo Moyano y Hugo Yasky para dar solución a los trabajadores del diario La Capital de Rosario, del Grupo Vila-Manzano.

Del mismo modo, la concentración popular del 24 de marzo, se ve ratificada por la generada gracias al programa «6.7.8» y el apoyo a la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.

Crece en la militancia popular la convicción de que vivimos un punto de inflexión después de lo ocurrido durante 2008 y 2009, y que es el momento oportuno para que el Frente para la Victoria y sus aliados adopten medidas para canalizar este avance de sus huestes y concretar, cada vez con mayor fuerza, su capacidad de movilización.

Se viven momentos sumamente interesantes para asegurar un clima político, en el 2011, favorable a la continuidad y profundización de las transformaciones que se vienen operando desde el 2003.

Con toda razón, en un matutino dominguero, Jorge Giles ha señalado que «la democracia popular pasa a la ofensiva» y que «hay un clima de alegría en las calles de la democracia».

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jueves, 6 de mayo de 2010

Harto de los hartos - Eduardo Aliverti


Habría que tener un poco más de respeto por las palabras. Por algunas de ellas, mejor dicho. Y mejor todavía, por lo que connotan.
Estamos en democracia, para empezar por una perogrullada que, sin embargo, alguna gente parece perder de vista con extrema facilidad. Buena, mala, perfeccionada, empeorada, carente de demasiados derechos básicos, avanzando en otros. Pero estamos en democracia.
Si en lugar de eso se prefiere hablar de “el régimen”, “sistema burgués”, “fantochada institucionalista”, “partidocracia”, “monarquía constitucional” u otros términos de vitupero, es legítimo pero hay que buscarle la vuelta a que se los puede vociferar sin problemas. Nadie va preso (apenas la segunda recordación primaria, ya apuntada por algunos colegas, y uno comienza a cansarse). También puede señalarse que esa prerrogativa, la libre expresión, no alcanza para vivir como se debería. Supo semantizarlo Anatole France: “Todos los pobres tienen derecho a morirse de hambre bajo los puentes de París”. Expresarse en libertad puede entonces no tener resultados prácticos, para quienes no comen ni se curan ni se educan con el decir lo que se quiera. Si además se afina la puntería para meterse con la libertad de prensa, por aquello de que todo ciudadano tiene derecho a publicar sus ideas sin censura previa, resulta que hay que contar con la prensa propia. Y en consecuencia pasamos a hablar de la propiedad de los medios de producción. Lo cual es igualmente legítimo, desde ya, pero con el riesgo de que se convierta en teoricismo si acaso no es cotejable con la época y circunstancias que se viven. Veámoslo a través del absurdo: si siempre es igual, democracia y dictadura también son iguales. En este punto el cansancio por las obviedades se incrementa. Y uno se pregunta si no se lo preguntan quienes sí viven de poder expresarse libremente por la prensa, pero para referirse al momento argentino como si continuáramos en plena dictadura.

Mataron a mucha gente acá. Picanearon, violaron, nos mandaron a una guerra inconcebible, robaron bebés, desaparecieron a miles, tiraron cadáveres al mar y adormecidos también, electrificaron embarazadas, regaron el país de campos de concentración, torturaron padres delante de los hijos. Se chuparon a más de cien periodistas acá. Si hasta parece una boludez recordar que estaban prohibidos Serrat y la negra Sosa, que las tres Fuerzas se repartieron las radios y los canales, que inhibieron textos sobre la cuba electrolítica, que en el ’78 estaba vedado por memorándum criticar el estilo de juego de la selección argentina de fútbol. ¿Nos pasó todo eso y por unos afiches de mierda y una escenografía de juicio vienen a decirnos que esto es una dictadura? ¿Pero qué carajo les pasa? ¿Dónde están viviendo? ¿Cómo se puede faltarle así el respeto a la tragedia más grande de la Argentina? Acá lo cepillaron a Rodolfo Walsh, ¿y hay el tupé de ir a llorar miedo al Congreso? Faltaría ir al Arzobispado. Si bendijo a los milicos, seguro que también puede dar una mano ahora que se viene el fin del mundo con el matrimonio gay.

Uno entiende que pasaron algunas cosas, nada más que algunas por más significativas que fueren, capaces de suscitar que sea muy complejo trabajar de periodista en los medios del poder. Lo de las jubilaciones estatizadas, lo de la mano en el bolsillo del “campo”, lo de la ley de medios audiovisuales y la afectación del negociado del fútbol de primera. Ahora bien, ¿la contradicción aumentada entre cómo se piensa y dónde se trabaja justifica las sobreactuaciones? Es decir: puede pensarse que en verdad algunos dicen lo que pensaron toda la vida, y que otros quedaron presos de la dinámica furiosa de la patronal. Pero, ¿decir que estamos o vamos hacia una dictadura? ¿Que si esto sigue así puede haber un muerto? ¿Hace falta construir ese delirio para congraciarse? En todo el país, si es cuestión de propiedad mediática y de programas y prensa influyente, bastan y casi sobran los dedos de ambas manos para contar los espacios que -con mayor o menor pensamiento crítico- apoyan al Gobierno. La mayoría aplastante de lo que se ve, lee y escucha es un coro de puteadas contra el oficialismo como nunca jamás se vio. La oposición es publicada y emitida en cadena, a toda hora. ¿Qué clase de dictadura es ésa? Ese libre albedrío, muy lejos de ser mérito adjudicable al kirchnerismo, ocurrió igualmente con Alfonsín, la rata, De la Rúa, Duhalde. Lo que no había sucedido es esta cuasi unanimidad confrontadora salvo por los últimos tiempos del líder radical, a quien por derecha se le cuestionaban sus vacilaciones y por izquierda también. Contra Menem recién cargaron en su segundo lustro, después de que completó el trabajo. La Alianza, bueno, se caía por su propio peso. Con el Padrino pegar era gratis, porque el país ya había estallado. Pero en el actual, que después de todo es simplemente un gobierno más decidido que el resto en cierta intervención del Estado contra el mercado y en el perjuicio a símbolos muy preciados de la clase dominante, ¿qué tan de jodido pasa como para hablar de una dictadura? ¿Será que basta con tocar unos intereses para edificar en el llano la idea de que pueden empezar a matar?

¿Los Kirchner son Videla, Massera, Suárez Mason? Por favor, tienen que aclararlo porque de lo contrario hay uno de dos problemas. O se lo creen en serio, y por tanto se toma nota de que desvarían. O saben que es una falsedad sobre la que se montan para condolerse y entonces se anota que está bien, que no se justifica pero se entiende, que quedaron tras las rejas de los medios en que laboran. Ojalá que sea lo segundo, por aquello de que un tonto es más peligroso que un mal bicho.

Se cometieron varias estupideces en forma reciente. Se le dio mucho pasto a la manada, se perpetraron injusticias con colegas que no se lo merecen, se agredió a los que precisamente buscan victimizarse. Eso no es hacer política. Es jugar a la política. La diferencia entre una cosa y la otra es que cuando se ejecuta lo primero es bien medida la correlación de fuerzas. A quiénes se beneficia, cuánto se puede tensar la cuerda en la dialéctica entre condiciones objetivas y subjetivas; cómo no sufrir un boomerang, en definitiva, y si se produce cuánto de fuerte son las espaldas para sortearlo. En cambio, si se juega a la política todo eso es lo que importa un pito antes que nada, con el agravante de que las consecuencias las paga un arco mucho más amplio que el de quienes formularon la chiquilinada.

De ahí a que se tomen de esos yerros para hablar de peligro de muertos, de sensación de asfixia dictatorial, de avanzada totalitaria, media una distancia cuya enormidad causa vergüenza ajena de apenas pensarla. No es algo que no pudiera preverse. Como lo dijo allá por los ’80 César Jaroslavsky, otro sabio sólo que de comité pero muy ducho en transas y arremetidas: te atacan como partido político, y se defienden con la libertad de prensa.
Se sabe que es así. Pero igual uno ya está harto de los hartos que se hartaron recién ahora.

Eduardo Aliverti

MARCA DE RADIO, sábado 1 de mayo de 2010.


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miércoles, 5 de mayo de 2010

Carta abierta a Marcela y Felipe. Por padre Eduardo de la Serna, obispo Aldo Etchegoyen, rabino Daniel Goldman, hermana Martha Pelloni.


Estimados Marcela y Felipe Noble Herrera:
Hemos podido conocer el pasado jueves 22 vuestra solicitada aludiendo a su situación. Angustiosa y dolorosa situación reconocida con total franqueza y valentía por ustedes mismos. Situación, por otra parte, que no es novedosa para nuestra sociedad y que aparece atravesada o teñida de conflictos y ocultamientos; una historia que nos ha marcado con huellas de muerte y desapariciones. En definitiva, vuestra historia –sin ustedes desearlo– puede ser una de aquellas que conforman el drama de nuestro país.
Notamos intranquilidad en sus palabras, y desde lo más profundo los entendemos, los comprendemos y deseamos acompañarlos solidarizándonos con ello.
Frente a eso, nuestra experiencia pastoral nos permite afirmarles con alegría y con paz que no hay nada más sanador y liberador que la verdad, sea cual fuere. Dolorosa a veces al comienzo, pero siempre liberadora. Nada más coherente con el Dios que anunciamos y en el que confiamos, ya que su mensaje es revelador de la verdad.
Ustedes aparecen tironeados en la clásica lucha entre la verdad y el ocultamiento, la luz y las tinieblas; y no dudamos en decirles que no teman, que no tengan miedo en avanzar confiados hacia la verdad. Ella sana y abre ventanas de aire fresco y renovador.
En vuestra carta, ustedes hablan tres veces de su identidad, pero a su vez reconocen que no saben su origen biológico. Del mismo modo que centenares de personas buscan –como ustedes saben– conocer la identidad de sus nietos, hermanos, sobrinos. Ustedes mismos reconocen que su identidad es parcial, y en su memoria, en alguna parte, estará la sangre de aquellos que los engendraron, probablemente en el dolor. No es sano para la sociedad, para las familias, ni para ustedes mismos que quede verdad sin indagarse, oculta y sin investigación.
Confiamos plenamente que el Banco Nacional de Datos Genéticos, como siempre lo hizo, revelará sin manipulaciones los datos que ustedes demanden para seguir reconstruyendo esa parte de la historia personal que no conocen y que tienen la necesidad de buscar. Pueden, entonces, quedarse tranquilos de la seriedad, transparencia y precisión de estos modernos estudios garantizados por la ciencia.
El Dios que anunciamos y la fe que proclamamos nos repite que la verdad, más que un derecho es un deber. En la Biblia, la verdad no es tanto algo que se acepta o no, sino algo que “debe vivirse”; “debemos obrar la verdad”, que es fidelidad. Por ese camino andamos en fidelidad para con Dios y nosotros mismos.
Como pastores de diferentes comunidades y confesiones, no podemos permanecer indiferentes a nuestra realidad, y tampoco queremos hacerlo. Porque creemos que es lo que nos ayudará a vivir una sociedad en paz, en justicia y en verdad. Por eso, con la serenidad que nos da el compromiso que desde hace años queremos vivir, los alentamos a dejar de lado el temor y poner la confianza en la verdad y en Dios. Así, pudiendo conocer su identidad más profunda, podrán desde su lugar contribuir a la pacificación que los argentinos necesitamos y que sólo puede alcanzarse en la verdad y la justicia.
Con respeto y fe sincera.

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