sábado, 14 de febrero de 2009

Jahaveré: paradojas del lenguaje

Respetuosos de las palabras como de la vida misma, los guaraníes nombraban describiendo lo esencial de un lugar o un proceso natural. El escritor correntino-paraguayo, estudioso de la cultura ancestral de esta región reflexiona en las líneas que siguen sobre el nombre de un paraje ubicado en los esteros del Iberá. Aquel donde sus pobladores "viven chamuscados" (*).


Me preguntaron que significa “Jahavere”, nombre dado al paraje ubicado en las cercanías de los esteros del Yvera. La respuesta es: “Lo rozamos”. En guaraní, se escribe con “J”, sin tildar el acento final, y se lee: “Yahaveré”, con la “h” espirada.

Traducirlo así, a secas, sin ninguna aclaración, resulta insuficiente. Es difícil entender el porqué de tal nominación. Por falta de claridad, quedan flotando algunas dudas. Son necesarias algunas acotaciones.

El pronombre “Ja” (Se lee Ya), antepuesto a un verbo, indica “Posibilidad” (de ir, hacer, comer, caminar, etcétera). Se escribe unido al verbo e incluye “nosotros”. Invita y al mismo tiempo da por resuelta la decisión de realizar el acto. Se dice: “Jakaru” (comemos o comamos), “Jaguata” (caminamos o caminemos), “Jajapo” (hacemos o hagamos), “Jaha” (vamos o vayámonos).

“Havere”, (leer Haveré, con la h espirada), significa rozar ligeramente algo o rasparlo. En guaraní, nada tiene que ver con las tareas realizadas sobre la tierra. En tiempo presente, sin necesidad de mencionar el sujeto, se conjuga: ahavere, rehavere, ohavere, pehavere, jahavere, (lo rocé, lo rozaste, lo rozó, lo rozaron, lo rozamos. Por ejemplo, se dice: “Jahavere”, cuando tiramos juntos y erramos el blanco. En caso de ser a un pájaro, el hecho de haberlo rozado, se notaría al desprenderse algunas plumas. En el caso de “Jahavere”, se referiría a pasar rozando o raspando los esteros. Quizás fuera apócope del hecho de ser un lugar donde la caza se caracteriza por ser constante el solo rozar a la presa, sin acertarla. Pero desde el nombre no se atisba ninguna referencia.

La traducción no parece buena, le falta claridad. Al no saber lo que se roza, surgen interrogantes: ¿Cuál sería la pronunciación original? Es el punto donde comienzan las dificultades para explicar su significado. Al faltar el dato ilustrativo de lo que se quiere decir, comenzaron las vacilaciones que me obligaron a buscar diversas soluciones. Hasta se me ocurrió que se trataría de un término perteneciente a una larga frase que fuera acortada. Para desenredar la cuestión, realicé diversas búsquedas. Tal nombre, como está dicho, queda descolgado por faltar una referencia válida que de una correcta traducción al vocablo en solitario.

Especulé con la posibilidad de un cambio de sonido y encontré palabras muy cercanas. Primero: “Jahovere” (leer Yahoveré, con la h espirada), que significa “Lo chamuscamos” Las presas necesitan ser chamuscadas para su conservación. Y, chamuscados viven actualmente los infortunados pobladores de ese Paraje.

También noté que la palabra original podría ser “Jakavere”, (leer Yakaveré) de sonoridad muy similar. Además, existe la evidencia de que a esas aves les gusta habitar en esas regiones. “Jakavere”, es la denominación en guaraní de las avecillas, comúnmente llamadas “Canastita” o “Becasina”. Es un vocablo muy semejante a “Jahavere”. Se convierte en el más probable y real origen de la palabra “Jahavere”.

Las alternativas son válidas. Entre los tres nombres, el que lleva ahora, más los citados, doy mi preferencia a “Jakavere”. Es lógico pensar así porque, en los avatares del idioma han ocurrido muchas diferencias dialectales. Es posible que se haya cambiado la pronunciación. Son distorsiones que ocurren con frecuencia, debido a la carencia de una escritura unificada, falta de intercambio entre los diversos grupos y el poco esmero para expresarse correctamente.

Los guaraníes asignaban nombres a los lugares, de acuerdo a las características geográficas, accidentes, abundancia de árboles u otros motivos singulares. Esa circunstancia, avala la sospecha de que su nombre original podría haber sido “Jakavere”, por estar mejor ajustado para designar esos humedales, zonas preferidas por esta especie que levanta sus vuelos como una flecha disparada al cielo y se deja caer en picada, con sus alas a medio desplegar, para emitir un fuerte sonido semejante al gorgoteo o especie de gárgara que hace con el aire. Seguramente, ese nombre derive de “Ajakaveve” (cesto volador) Existe una leyenda sobre los motivos de sus juegos aéreos.

Un ejemplo que ayuda a comprender mejor este asunto, es el caso del Paraje correntino “Jahape” (se lee Yahapé, siempre la h espirada)), ubicado a orillas del río Parará, al Este de la Capital. Lleva tal nombre por la profusión en esa zona de una hierba de nombre, justamente, “Jahape”, muy conocida, por sus chatas y pegajosas semillitas llenas de ganchillos que se adhieren a todo lo que pasa. Quien no conozca la gramínea, podría decir que “Jahape” significa “Vamos chato”.

Nadie puede afirmar que “Jahavere” no fuera el nombre original. Se puede aducir, con buen criterio, que su origen está en la frase: “Jaha Jahavere Yveráre” (Vamos a rozar por el Yvera) Muchos nombres, de largas frases, han quedado reducidos a una sola palabra. Ocurrió con el de la Capital correntina, bautizada “Ciudad de Vera de las siete Corrientes”, que devino en solo “Corrientes”. También sucedió con “Limpia y pura concepción de la Virgen”, limitado a “Concepción”, la ciudad más cercana a “Jahavere”. Ni Corrientes ni Concepción, por sí solas, esclarecen sus porqués.

En estos tiempos, el perdido y casi olvidado Paraje ha cobrado renombre. Convertido en escenario de porfiados conflictos entre Antiguos pobladores y Estancieros terratenientes, nos presenta la ingrata imagen de pobres que adquieren fama por las injusticias que se les imponen y la indignidad de conseguir notoriedad por la indefensión que sufren. Sus habitantes viven chamuscados.

Finalizo este monólogo de extenso parlamento, talvez sin provecho, afirmando que siendo “Jahavere” nombre propio del Paraje, debe permanecer con tal nominación, salvo que su comunidad determine otra cosa. Podría ocurrir que, alguna vez, tomen la decisión de Fundar en ese lugar un pueblo. Aprovecharían la ocasión para resolver cambiar o no de nombre. Mientras tanto, debe seguir llamándose con ese auténtico vocablo guaraní, aunque, actualmente “Havere” es de poco uso y resulta casi arcaico.

(*) Texto enviado por Girala Yampey.

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